domingo, 14 de septiembre de 2008

Un respetuoso saludo

José Maria Natalio ESTEBECORENA baskoeste@hotmail.com.ar

Muy estimado General: Quiero por este medio hacerle llegar mi respetuoso saludo, y a la vez acompañarlo en sus valientes conceptos.-
Me llevo una impresión de su impecable alegato, en donde con una serenidad y convicción, que solo la tiene quien está convencido de haber cumplido cabalmente con un deber patriótico, usted dio a conocer datos que quizás por el tiempo transcurrido - y por un cúmulo de diferentes situaciones vividas que pretendieron minimizar tales hechos- no hubieran salido a la luz nuevamente si no fuera gracias a quien como usted heroicamente, decidió volver a colocar en el tapete ese importante período de nuestra historia. Y qué historia!!!
Que la mayoría de nuestros jóvenes desconocen, y que hay un manifiesto interés gubernamental en borrarla, o lo que es mejor tergiversarla. Pero todavía quedamos unos cuantos como yo, que por no haberse metido en nada anormal, el tiempo de los militares no cambió mi vida.
Como ejemplo: desde ese 24 de marzo de 1976, en donde después del comunicado N°: 1 se sucedieron una cantidad de normas a cumplir, entre las que a mí me quedó grabado, que debía transitar obligatoriamente por el país munido de mi documento de identidad. Es el día de hoy, que no salgo de mi casa sin llevar en el bolsillo izquierdo del saco, o en el del pantalón, ese documento, que mientras lo exhibí voluntariamente (más de las veces) siempre me salvó de demoras innecesarias.
Comentario aparte: Cuando a mí me tocó cumplir con mi Servicio Militar Obligatorio, lo hice primero porque a mi mamá le interesaba mucho que lo hiciera, y que no me salvara por ser hijo único de madre viuda...
Fui a la Escuela Superior del Cuerpo General Lemos, en Campo de Mayo. Como era estudiante de Veterinaria, fuí A.O.R.- Cuando terminé mi año justo de Servicio salí como Sub-Teniente de la Reserva (Veterinaria de Llanura).- Me tocó casi seis meses ir a cubrir guardias en la Huelga de Ferrocarriles (gobierno del Dr. Frondizi), y tuve un mes de Maniobras en Monte Veloz, cerca de Magdalena (Pcia de Bs.As.).- Anécdotas mil, y siempre el agradecimiento para mi madre, que se impuso ante los tíos que me querían seguir preservando entre algodones.- Por todo esto cuando supe de su entereza (no quise ver nada por televisión y solo leí La Nación...) respondí laconicamente: eso es lo que le enseñaron en el Liceo o en el Colegio Militar, esa hombría de bien ante la jauría, que si no hubiera sido por el episodio de la tos, lo hubieran escuchado calladamente y se tuvieron que deglutir cada una de sus sabias palabras.
Me gustaría escribirle de vez en cuando, sin la pretensión de que tuviera que contestarme, ya que respeto la cantidad de personas que, de poder hacerlo, van a querer acompañarlo.
Rezaremos, para que no reciba más golpes bajos, ni se practiquen injusticias contra su persona.
Mientras tanto, le agradezco en la parte que me corresponde como ciudadano, todo lo que hizo por nosotros. Yo no lo olvidaré.
Un cordial saludo

José María Natalio Estebecorena
02 Set 08

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